jueves, 10 de diciembre de 2009

Entrevista: “Juan Rouyet y la EXPERIENCIA de un CIO en las AAPP”. (Entrega 6 y última)

En la operación o mantenimiento de los Sistemas de Información, ¿alguna iniciativa de cara a mejorar la Calidad del Software, es decir reducir el número de incidencias o reducir el esfuerzo medio de resolución de las mismas.

Por ejemplo iniciativas como “proyectos de mejora de la calidad técnica del software”, “equipos de pruebas independientes a los equipos de desarrollo”, “SLA´s a los equipos de mantenimiento que den soporte a los sistemas de información de cara a asegurar un correcto servicio al cliente”, etc.

El cliente desconoce la calidad del software que soporta la aplicación que él utiliza, ni tiene por qué saberlo, él solamente lo juzgará por la calidad que le dé en su trabajo, porque responda a sus necesidades, que no se le quede “colgado” (olvidarse del apaga y enciende tan característico). Si las cosas se hacen bien, incluso medianamente bien, en la puesta en marcha es probable que no haya grandes complicaciones y todo va como la seda; los problemas los tenemos cuando el cliente recuerda algo que no dijo en los debates previos y resulta que eso es “importantísimo porque …” y además imprescindible de un día para otro. Este tipo de modificaciones puede introducir necesidades de cambio de diseño, pero como no hay tiempo para ello, se sale adelante como se puede “y ya lo haremos bien cuando se pueda”. Empiezan a aparecer los temidos parches. La potencia actual de los procesadores es muy grande y enmascaran programaciones defectuosas, precisamente introducidas por estas modificaciones, que además pueden ser hechas por alguien totalmente ajeno al programa en cuestión e incluso a la aplicación. Así, las aplicaciones se nos van llenando de basura sin que nadie se atreva a limpiarla porque “el padre de la criatura” ya no estaba por allí. Esto puede pasar cuando se contratan servicios de desarrollo, cuyo personal, una vez cumplido su trabajo, desaparece y nosotros nos quedamos con el tema.


En este sentido, nos vinieron muy bien las conversiones que tuvimos que hacer con motivo del cambio de milenio, pues ya no hubo más remedio que reprogramar aquellas aplicaciones que nadie se atrevía a tocar.

Para lograr tener el software propio en buenas condiciones de mantenimiento, es necesario dedicar tiempo a la documentación de los procesos, documentación a todos los niveles. Una buena documentación garantiza el éxito de las futuras modificaciones.

La utilización de equipos diferentes para explotación y desarrollo e incluso para preexplotación es lo más conveniente, pero esto es un lujo que solamente los grandes centros pueden llegar a tener. En caso contrario puede ser recomendable estudiar la posibilidad de particiones, de forma que, sin detrimento importante de la explotación, permita poder efectuar las funciones citadas “por separado”.


Un sistema de información, por pequeño que sea, hoy día posee una gran complejidad por la variedad de sus componentes físicos: host, terminales inteligentes, procesadores de comunicaciones, switches, modems, etc., etc. La lista sería interminable. Y también tenemos complejidad en las aplicaciones y en la procedencia del software, propio o del mercado. Todo esto nos lleva a la necesidad de la especialización, disponiendo del personal debidamente preparado. La formación constante del personal técnico, en todos los ámbitos, debe ser una de las prioridades del responsable de TI, debe convencer a la dirección de la necesidad de invertir en formación cada vez más costosa por lo altamente especializada de la misma; pero el retorno de la inversión será inmediato. Una parada del sistema de información puede suponer una pérdida cuantiosa para una empresa o la imposible prestación de un servicio al ciudadano.

Saludos
Gabriel Martínez