(Continuación de http://gabrielmartinezblog.blogspot.com/2009/12/entrevista-juan-rouyet-y-la-experiencia.html)
Durante tu etapa en la AAPP, ¿cuál crees que fue la principal evolución en cuanto a la forma de gestionar el desarrollo de Sistemas de Información y el posterior mantenimiento de los mismos?
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Una vez que la tecnología ha vencido algunas barreras que impedían progresar en el diseño de los procesadores, el progreso en la velocidad de tratamiento ha sido imparable, tanto que la pugna entre hardware y software se ha invertido. Al principio, se decía que el software no podía progresar porque determinadas barreras físicas lo impedían. Ahora que la velocidad, la capacidad y coste del almacenamiento ya no son un problema, el hardware va por delante y, claro, el software ve que “ancha es Castilla” y consume recursos sin tino, pero sin dar respuesta completa y en proporción ha dicho consumo.
Aquella etapa inicial en la que íbamos “todos a todo” quedó atrás rápidamente, y para aprovechar las potencialidades de los equipos se veía la necesidad fundamental de un cambio en las estructuras organizativas de las TI. La organización de aquel CPD debía adaptarse a los cambios que la complejidad de los nuevos sistemas traían consigo. Aquí no era posible adaptar los sistemas a nosotros, sino que debíamos ser nosotros los que nos adaptáramos a los sistemas, o su fuerza nos llevaría por delante.
Las comunicaciones facilitaban la captura de información en los lugares más remotos así como su intercambio mediante redes; los terminales añadían inteligencia al proceso de tratamiento de la información y las TI se iban configurando poco a poco.
Toda esta revolución acelerada de disponibilidades, debía repercutir necesariamente en nuestra propia organización. Los centros de TI de las AAPP están cada vez más enfocados a facilitar el diálogo entre ciudadano y Administración. No se concibe una Administración ágil sin la colaboración de las TI. La explosión de necesidades que vivimos, nos obliga a que el enfoque de la actividad hacia el administrado nos lleve a que las TI deban responder con rapidez a los requerimientos que la política y la necesidad exigen, por lo que éstas deben estar integradas totalmente en las unidades administrativas (unidades de negocio).
También el usuario ha cambiado. Ha pasado de la desconfianza inicial a la colaboración, lo que ha facilitado la comprensión entre técnico y usuario. Nosotros ya no somos los gurús que proponían soluciones indiscutibles (siempre las más cómodas para los técnicos) y ellos ya no recelan ni ven peligrar su puesto de trabajo, sino que valoran la nueva herramienta que se pone a su disposición. Esta relación técnico-usuario nos impone también cambios. El usuario necesita atención especial y, por razones de servicio hacia el ciudadano, se requiere una respuesta rápida.
Como vemos, desde aquel “todos a todo” las necesidades van perfilando nuevos roles en la organización TI. La complejidad de todo este conjunto de necesidades estratégicas nos lleva a la obligada especialización, hay que identificar funciones y responsables: de proyecto, de procesos, de productos, de comunicaciones, de usuarios, etc. La lista es interminable, pero las necesidades no las hemos inventado nosotros (quizás hayamos contribuido algo, en nuestro afán de colaboración, a que aparezcan necesidades que antes no se contemplaban).
Ciertamente, en las AAPP cada vez hay más receptividad y comprensión de nuestras necesidades y se trata, cuando las circunstancias lo permiten, de surtirnos del personal necesario o, en su defecto, de facilitar la contratación de servicios.
(Continuará)
Gabriel Martínez (gabriel.m.m@hotmail.es)
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