Hoy tenemos el placer de “fabricar y almacenar experiencias e ideas TI” con Juan Rouyet, profesional de las TI con toda una carrera profesional en los sectores privado y público.
¿Juan cuáles piensas son los principales cambios que han experimentado las TI durante tu carrera profesional desde un punto de vista tecnológico y de gestión?
Empecé en informática antes de que apareciera esta palabra que ahora nos es tan familiar; soy de una “edición” antigua, de cuando todo este entorno de las TI se le llamaba “mecanización”, pues, en definitiva, se trataba de trabajar con datos por medios electromecánicos. En el año 2006, con motivo de la jubilación, puse fin a esta apasionante aventura.
A lo largo de mi vida profesional he asistido a muchos y muy profundos cambios, no sólo en el ámbito de las TI (hardware y software), sino que también en la actitud (y formación) de los órganos superiores de dirección y en los usuarios. Por los órganos directores se ha pasado de ver la informática como un mero sistema de proceso de gran cantidad de datos para exponerlos en interminables listas nominales, a un verdadero sistema de tratamiento de la información integrado en el negocio. Ahora, la TI es empresa y contribuye a agregar valor al negocio.
Resumiendo, para contestar de forma rápida a tu pregunta, te diré que los cambios físicos en los sistemas y en las comunicaciones han sido fundamentales; la aparición del microprocesador, que ha exigido, a su vez, la mejora de las comunicaciones, también es otro hito fundamental.
Durante tu etapa en la AAPP, ¿cuál crees que fue la principal evolución en cuanto a la forma de gestionar el desarrollo de Sistemas de Información y el posterior mantenimiento de los mismos?
Desde que ingresé en la Administración, allá por el año 1967, los cambios han sido muy profundos, como ya he indicado anteriormente. En un principio, los sistemas eran sencillos y autónomos, procesaban sus propios datos y prácticamente la única conexión que existía era con las entidades bancarias y eso mediante cinta magnética. También había un cierto intercambio de información (muy escaso) entre organismos de las AAPP mediante el mismo procedimiento. Tardaría unos años en aparecer, tanto en las AAPP como en la empresa privada, el papel relevante que le estaba esperando a las TI.
La mejor formación técnica de los cuadros de mando de la Administración ha llevado a comprender las TI como un elemento indispensable. Actualmente ya no se concibe la creación de ningún puesto de trabajo sin su equipamiento informático correspondiente. No obstante, sobre este asunto tenemos que incidir algo más pues todavía no se ha llegado al nivel que los técnicos de TI deseamos, aunque me consta que se está en ello.
Durante aquellos principios, las aplicaciones las desarrollábamos nosotros mismos utilizando lenguajes como ensamblador, PL1 o COBOL. La aparición de este último fue revolucionaria, nos alejaba de la máquina y nos facilitaba la redacción de los programas y, sobre todo, contribuiría a la próxima aparición de lenguajes estructurados que nos facilitarían el mantenimiento de las aplicaciones.
Efectivamente, el mantenimiento de aplicaciones en el caso particular de las AAPP era nuestro caballo de batalla y el BOE nuestro “peor” enemigo. Cualquier disposición adicional que afectaba a uno o varios procesos ya en marcha, podía echar abajo una o varias aplicaciones. Las disposiciones, lógicamente, se publicaban para cubrir necesidades sociales y/o políticas que no tenían por qué ser compatibles con la aplicación que las venían soportando.
(Continuará)
Gabriel Martínez (gabriel.m.m@hotmail.es)
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